Jardines de rocalla en cualquier espacio


Confieso mi debilidad por los jardines de rocalla. Siempre que visito un jardín botánico busco este tipo de composiciones, donde las rocas naturales y las plantas obedecen al dictado de los paisajistas para crear espacios increíbles. Crear un espacio equilibrado y armónico con los elementos que la naturaleza nos ofrece es siempre una buena idea para el jardín, por pequeño que sea…

Desde los jardines de rocalla más grandes y espectaculares, hasta los pequeños rincones llenos de encanto que pueden llevar el atractivo de la naturaleza a cualquier lugar, hay un jardín de rocalla para todos. Y si no lo creéis, prestad atención…

Rocas naturales y artificiales


Para crear un espacio de estas características, lo primero es (lógicamente) hacerse con piedras y rocas de distintos tamaños y configuraciones. En los viveros podéis encontrarlas a la venta, bien naturales, bien artificiales. Otra opción es acudir al campo a coger rocas, pero esta solución tiene dos inconvenientes: en muchos lugares está prohibido y además tendremos que trasladarlas hasta nuestra casa, con la consiguiente molestia (y cansancio). La grava, los cantos rodados y la corteza de árbol son elementos perfectos para “tapizar” la tierra entre las rocas, donde plantaremos especies resistentes.

Especies que se adapten al medio


Cuando vayáis a comprar las plantas, no dudéis en contarle al encargado o dependiente que vuestra inención es hacer un jardín de rocalla. Así os recomendarán las más adecuadas. Entre las rocas no hay mucho espacio para la tierra, por lo que tendréis que escoger plantas que se adapten a estas circunstancias. Si vivís en un lugar seco y cálido, no dudéis en plantar hermosos cáctus: quedan preciosos. Y para jardines muy, muy pequeños, siempre podéis colocar vuestra rocalla en un ánfora de barro, una jardinera de hormigón, un recuadro hecho con madera rústica o incluso palets de obra..

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