Los sofás y sillones tapizados en piel son símbolo de riqueza, elegancia y lujo. Y si la piel es blanca y de buena calidad, entonces es difícil encontrar otro mueble que los iguale en estilo… Por supuesto, estos muebles no son baratos, pero resultan muy cómodos y quedan magníficos en cualquier salón. Su textura suave es de lo más agradable y su color blanco hace que ocupen menos espacio visual en las estancias.
Ahora bien, hay un problema serio con estos sofás: lo delicado de su superficie. Rayas de bolígrafo, suciedad, roturas… ¿Sabes cómo se pueden arreglar? Sigue leyendo; seguro que encuentras la solución a tu problema.
El bolígrafo es uno de los peores enemigos del cuero blanco. Un rayón despistado mientras haces el crucigrama, o el “tatuaje” de uno de tus hijos que se pasa a la tapicería cuando duermen la siesta, pueden provocar una catástrofe. Si la cosa ya no tiene remedio, ármate de paciencia, de un bastoncillo de algodón y de alcohol. Frota el rayón con cuidado con el bastoncillo humedecido, insistiendo poco a poco. Aunque al principio te parezca que no se va, si lo haces de vez en cuando verás cómo va desapareciendo…
La suciedad de estos sofás la puedes eliminar de forma fácil y rápida con las toallitas desechables especiales para cuero que últimamente han proliferado en las grandes superficies, o con jabones específicos a la venta en droguerías especializadas. Y para arreglar roturas existe un producto llamado “cuero líquido” que se vende en buenas droguerías, algunos centros de bricolaje e internet, y que rellena las roturas dejando el hueco también en color blanco. Se aplica con una espátula que viene con el producto y se deja secar; también sirve para cuero de color, ya que se puede teñir.
Fotografía: Sofá Anthony de Beautiful Modern Thing.