Los rodapiés son esos elementos que se ponen en la parte baja de las paredes para que no sufra daño con el roce diario, además de que a nivel decorativo también queda muy bonito. Pueden ser de diversos materiales como la madera, cerámica, etc, y aunque son muy resistentes, hay zonas en las que pueden durar menos por diversos motivos.
Los rodapiés que van pegados a las puertas son los que más suelen sufrir ya que con el “abre y cierra” diario se suelen desprender con el paso del tiempo. Su instalación es muy sencilla y no será necesario llamar a un profesional para que lo haga, ni su reparación cuando se ha despegado. Toma nota de estos consejos para reparar un rodapié, verás que es muy sencillito:
– Lo primero que hay que hacer es limpiar la pieza que se ha separado del resto para poder dejarla en perfectas condiciones antes de volver a ponerla en su lugar. Tendrás que quitarle toda la pasta o cola que tuviera pegada para dejarla como nueva. Hazlo de forma suave ya que si frotas demasiado podrías romper el rodapié.
– También es importante limpiar la zona en la que estaba el rodapié y que probablemente se haya quedado con algo de pasta, cola y suciedad. Limpia a fondo todo el hueco para que no haya ningún problema a la hora de adherirse nuevamente el rodapié.
– Cuando ya tengas limpio tanto el rodapié como el hueco en el que irá, úntalo con cemento cola y pégalo en su sitio. Se trata de poner la cola suficiente para que se pegue bien pero tampoco hay que embadurnar el rodapié de cola ya que podría salirse y quedar a la vista al pegarse.