Este sorprendente loft me ha llamado la atención, porque se escapa de lo que habitualmente solemos ver en lo que respecta a la decoración de este tipo de espacios. Porque en lugar del clásico ambiente vanguardista, con espacios diáfanos, muebles súper modernos y acero y cristal por todas partes, nos encontramos con una decoración de lo más clásica que a mí me recuerda a la puesta en escena de una obra teatral.
Lo primero que llama la atención a los visitantes es la gran cantidad de madera que se ha empleado para decorar el loft. Y no sólo para decorarlo: toda la estructura del espacio se apoya sobre grandes vigas de madera y columnas del mismo material, que crean un efecto muy acogedor.
El suelo es también de madera, y los tablones están dispuestos en sentido longitudinal para crear una sensación de “alargamiento” del espacio. Para separar los espacios se han usado cortinas largas y drapeadas en un tono arena neutro, que se pueden correr o descorrer según interese o no independizar las estancias. Esto es fundamental en este tipo de espacios, donde todo es diáfano y a veces no hay posibilidad de tener intimidad.
Las paredes de ladrillo del piso original no se tocaron en la reforma, pero para darles un aspect renovado se pintaron en un moderno tono blanco. Este tono se combina con el azul grisáceo usado en otras de las paredes. Además, las tuberías de la instalación de fontanería han quedado expuestas, de forma que ahora son también parte de la decoración. Una de las cosas que más llama la atención del proyecto de interiorismo de este loft son las constantes referencias al mundo animal: cornamentas, pájaros, una libélula…
También encontramos piezas antiguas, como la butaca en tono verde oliva de finales del siglo XIX, vestida con una curiosa chaqueta diseñada como las teclas de un piano. Sin duda este loft es muy personal y distintos a lo que estamos acostumbrados, todo un lujo para la imaginación.
Fotografías: © Dim Balsem.