A muchos les parecerá algo extraño, o como mínimo, especial. Las franjas anchas de colores para la pared parecen estar destinadas siempre a la verticalidad: no es tan extraño ver paredes pintadas o empapeladas con motivos de rayas verticales. Sin embargo, las rayas horizontales son otro cantar. Esto es debido a que este tipo de franjas tienden a “bajar” visualmente los techos, con lo que los espacios ofrecen un efecto particularmente empequeñecido. Sin embargo, si se hace adecuadamente, decorar una pared con rayas horizontales puede ser una estupenda idea.
Fíjate en esta imagen: la pared blanca con franjas anchas de color fresa intenso queda muy elegante, siendo atrevida y discreta a la vez.
Para evitar que la estancia quede empequeñecida por las franjas es importante que éstas sean anchas, estén bien separadas entre sí y se pinten siempre sobre un fondo blanco. También es buena idea no llevarlas hasta el techo; puede bastar con tres o cuatro, a modo de zócalo. Y si reduces su presencia a una sola pared, como por ejemplo la del sofá del salón, el efecto será más llamativo y no creará mucha sensación de agobio. Otra buena idea es no cargar demasiado la decoración con muebles y accesorios: las franjas tienen de por sí mucho protagonismo, y meter un exceso de objetos en la estancia puede producir un efecto demasiado cargado.
En este caso, las paredes en las que se han pintado las rayas pertenecen a un cuarto infantil. No siempre hay que decorar estas estancias con motivos relacionados con los cuentos o la infancia: también se puede escoger un efecto moderno e intemporal. La combinación de la fotografía es muy acertada, ya que los tonos chocolate y ocre se llevan a las mil maravillas con los azules. También es buena idea cambiar el grosor de las franjas, dando más protagonismo a unas que a otras, para dar sensación de dinamismo.