Los casquillos de las bombillas son la parte metálica que sirve para conectar las lámparas con el circuito eléctrico. Cuando vamos a cambiar una bombilla, es necesario tener en cuenta una serie de cosas antes de hacerlo, de lo contrario podemos tener algún que otro accidente desagradable.
El punto donde se realiza la conexión es el más delicado. Si el portalámparas está conectado al cable de fase (este puede ser marrón, gris o negro), podemos sufrir una descarga eléctrica. Para evitarlo, es importante que nos aseguremos de contactar con el cable neutro o de color azul. Como siempre suele ocurrir en esta clase de procedimientos, fijarse en los colores de los cables es imprescindible para no sufrir ningún percance.
Hay más cosas que tenemos que tener en cuenta. Por ejemplo, la potencia de la bombilla no puede ser nunca superior a la que sea capaz de aguantar el portalámparas. De la misma forma, el material tiene que estar en impecables condiciones y no puede haber ninguna parte húmeda.
Si vemos que la bombilla no está fundida pero no emite luz, tendremos que comprobar la conexión de los cables al casquillo. Se pueden haber pelado o quemado y en ese caso habrá que retirar la parte en mal estado. Eso lo conseguiremos pelando la zona dañada.