Las estufas de pellets respetan al medio ambiente gracias al material empleado como combustible, que son unos pequeños cilindros aglomerados de serrín y cuya combustión genera un reducido nivel de emisiones de CO2. Este material se llama pellet y ofrece también un rendimiento calorífico alto, lo que hace que este tipo de estufas sean cada día más elegidas para dar calor a nuestro hogar.
Una de sus principales ventajas, además de ser ecológicos, es su fácil almacenaje, ya que vienen empaquetados en sacos o bolsas y son muy fáciles de transportar y de manejar, eso sí, hay que asegurarse que se guardan en un lugar seco para que no se hinchen y pierdan propiedades. Para elegir pellets de calidad para las estufas debes tener en cuenta los siguientes criterios:
– Deben estar totalmente liberados de cuerpos extraños como restos de papel, tierra o metal
– Es imprescindible que sea compacto y que no se deshaga en exceso durante su manejo. Además, no debe tener demasiado polvo o serrín, ya que produciría más cenizas y hollín y la estufa se ensuciaría mucho más.
– No tiene que estar agrietado. Si observas algún corte profundo, hinchazón o está reventado significa que tiene humedad y no sirve ya que descendería el calor y aumentarían los humos.
– El color ha de ser uniforme, así que si ves alguna mota o punto de color llamativo es que tiene algún desecho de formica o plástico.
– Deben de tener mayor densidad que el agua. Para poder comprobarlo, sumerge una pequeña cantidad en un recipiente con agua. Si son de buena calidad se hundirán, mientras que si flotan es que no son buenos. Si después de cinco minutos los pellets del fondo no se deshacen es porque contienen colas o aglutinantes y provocarán mucho más humo en la combustión. Lo ideal es que comiencen a deshacerse al par de minutos.
Al margen de todo esto, hay que tener en cuenta los precios y tamaños, pero sin duda es mejor pagar un poco más pero tener la certeza de que los pellets son de calidad.