Las famosas técnicas del esponjado y el trapeado no son muy complejas y permiten conseguir efectos decorativos muy diversos y llamativos sobre paredes o techos, aportando originalidad en los ambientes.
El esponjado se puede conseguir de dos formas:
– Pintamos la superficie, aplicamos una segunda mano y, una vez seca, frotamos la pintura.
– Aplicamos una o dos capas base y encima estampamos otro color con un trapo o esponja y pequeños toques.
Respecto a la pintura, es conveniente que sea plástica al agua o esmalte al aceite. En cuanto a los colores, los tonos de mayor constaste logran un resultado más vistoso. Lo más frecuente es utilizar un tono claro para la base y otro más fuerte para destacar.
Para el trapeado, primero se debe comprobar que el trapo esté limpio y libre de polvo para garantizar así una buena adherencia de la pintura. El trapeado se puede emplear en paredes, techos y muebles. Para ello, sumergimos un trapo enrollado en forma de rodillo en la pintura y lo pasamos sobre la superficie que se quiera decorar.