Los deseos de decoración, con relativa frecuencia, no se sitúan dentro de los márgenes de lo posible. Es decir, hacen referencia a expectativas que son difíciles de lograr en el contexto concreto del propio hogar. Desde esta perspectiva, crece el nivel de desencanto y frustración personal. Por ello, la elaboración de un plan práctico y efectivo es esencial para simplificar cualquier dificultad.
1. Descripción del contexto actual: aquel que enmarca el proyecto
El contexto actual es aquel en el que se lleva a cabo el plan de acción. Es decir, el proceso decorativo avanza desde la situación presente y se dirige hacia los objetivos principales. El grado de dificultad aumenta cuando la distancia entre ambos puntos es elevada. Por ello, es importante adaptar y personalizar las medidas adoptadas.
2. Catálogo de recursos y medios necesarios
La aplicación de las medidas diseñadas no solo requiere de acción e iniciativa. El proceso se completa con la integración de los recursos y medios que forman parte del catálogo de ingredientes necesarios. La lista de posibilidades en la elección de los materiales crece a partir de la comparación. Por ejemplo, la estética de la madera no solo está presente en el material original. Su acabado también puede recrearse por medio de la imitación.
3. Presupuesto asequible
Es muy importante ajustar las expectativas en torno al proyecto de decoración para que el hogar de los sueños no exceda el presupuesto elaborado en la etapa inicial. Un gasto que no se alinea con el cálculo realizado para la inversión, puede producir un impacto notable en forma de estrés financiero.
De hecho, el aspecto económico es uno de los criterios que hay que consultar para que el plan de decoración sea verdaderamente realista. Es un dato clave que ayuda a diferenciar entre aquellas decisiones que son acertadas y otras opciones que no se ajustan a las posibilidades del proyecto. La búsqueda de inspiración es muy positiva, ya que nutre la creatividad con nuevas propuestas y tendencias. Pero los aspectos observados, en ocasiones, deben reinterpretarse para integrarlos en el contexto o descartarlos si resultan completamente inviables.
4. Crea un calendario de decoración con fechas de inicio y finalización
Un plan realista no solo se alinea con el presupuesto inicial, utiliza los medios enumerados en el catálogo de recursos o se centra en los objetivos principales. También debe ajustarse a unos plazos de tiempo que conviene enmarcar en un calendario. De este modo, surge la posibilidad de hacer un seguimiento de las decisiones adoptadas y una previsión de los próximos retos por cumplir.
En definitiva, el calendario es el medio ideal para poner en perspectiva cada etapa del proceso de decoración. Para que el calendario sea verdaderamente real, debe contemplar la posibilidad de imprevistos y otros aspectos que no habían sido evaluados en un primer momento.
La estructura del calendario no solo debe alinearse con las necesidades del propio hogar, sino también con tus circunstancias.
5. Acepta los límites y céntrate en las posibilidades
Un plan realista se ajusta a aquello que es viable a corto y medio plazo. Por ello, no solo debes analizar las posibilidades que se integran en el contexto, sino también los límites. De este modo, la planificación debe contar con las soluciones adecuadas para generar otras alternativas.
Que un propósito de decoración sea poco realista en este momento de tu vida, no quiere decir que siga siendo inviable en el futuro. Es decir, debes centrarte en el ahora, pero sin perder la perspectiva de otros proyectos que puedes emprender más a largo plazo cuando se den las condiciones necesarias para ello. ¿Quieres hacer cambios en tu hogar a lo largo del próximo año?