Un mueble de madera posee una elegancia atemporal. Por ello, es un diseño que puede renovarse y actualizarse a través de algunos cambios sencillos. Pintar un diseño de estas características es más que un objetivo de decoración. Es un proyecto creativo que aporta un entretenimiento divertido. ¿Cómo pintar un mueble de madera? Te damos algunos consejos básicos.
1. Cuidados previos
En primer lugar, es recomendable encontrar un espacio amplio y cómodo para realizar el proceso. Es positivo que sea una estancia con buena ventilación e iluminación. De este modo, es posible observar con mayor precisión el tono elegido para pintar el mueble y el color actual del mismo. Por otra parte, es probable que necesites hacer algunos cambios en la estancia para proteger otros elementos que forman parte del entorno. Existen acciones que se realizan antes de aplicar la pintura y mejoran el resultado final.
En primer lugar, debes limpiar el producto para retirar cualquier resto de polvo. Si la pintura actual del mueble no se encuentra en buen estado, es importante retirar las capas de la base. Sin embargo, si está en buenas condiciones, no es imprescindible lijar para eliminar cualquier componente previo.
Aunque siempre es aconsejable utilizar una lija para que la estructura quede verdaderamente lisa. Es un proceso adecuado, también, cuando la madera presenta algunas imperfecciones. Sin embargo, para resolver cualquier duda sobre este proceso, conviene tener en cuenta el estado del mueble, su composición actual y el tipo de material que se va a aplicar sobre el mismo.
2. Imprimación
Existen distintos pasos que ayudan a preparar el mueble para realizar el proceso posterior. La imprimación es un ejemplo de ello ya que actúa como una base que protege la estructura. Conviene aplicarla, especialmente, en productos realizados en madera que ha sido barnizada. Dicha capa influye positivamente en la adherencia y la cobertura del tono elegido para actualizar la estética del formato.
Por otra parte, es posible que el diseño actual presente algún tipo de imperfección en su superficie. Y este sencillo gesto puede servir para corregirla. En definitiva, este proceso representa la primera capa del proceso creativo. Este paso influye positivamente en el trabajo posterior puesto que el acabado final adquiere un resultado muy profesional.
3. Utiliza el material adecuado para pintar el mueble
Algunos diseños tienen detalles ornamentales que forman parte de la estética del producto. Ese tipo de superficie debe cubrirse con una brocha. Así ocurre, por ejemplo, con aquellos modelos que tienen molduras en sus puertas. Sin embargo, si la estructura del mueble es lisa, puedes emplear un rodillo para mejorar el acabado final.
La elección del producto definitivo también depende de las dimensiones del mueble. Si este es muy grande, el proyecto avanza a mayor velocidad con el uso de un rodillo. Existen distintos diseños, por ello, puedes seleccionar un modelo de pelo corto. Sin embargo, el proceso debe adaptarse a las necesidades específicas del mueble que vas a transformar. Por ello, aunque tú te ocupes de todas las tareas, quizá necesites resolver algunas dudas específicas con un profesional.
4. Elige una pintura que ofrece la calidad deseada
Existen diferentes factores que pueden influir en la elección del tipo de material. Es recomendable que busques asesoramiento especializado en la tienda en la que vas a adquirir el material. ¿Y cómo realizar el proceso? Comienza aplicando capas finas del tono seleccionado. Es importante evitar la prisa y la impaciencia durante el plan de acción. Cuida la atención al detalle y repasa aquellas zonas que parecen menos visibles.
Finalmente, deja que la pintura del mueble se seque completamente. Un error cometido en esta fase del proyecto condiciona de manera negativa el trabajo previo.