Un mismo lugar es visto desde una nueva perspectiva cuando quien vive en él observa con detenimiento ese escenario desde el contexto presente. En Decorablog te damos seis ideas para iniciar esta experiencia.
1. Potencia la belleza de ese espacio
El encanto de un lugar no se mide por factores que invitan a la comparación, por ejemplo, el espacio disponible. La esencia de un lugar conecta con los recuerdos de la memoria que tú construyes a partir de tantos instantes de privacidad. Por tanto, ten en cuenta tus propias necesidades, personaliza este lugar poniendo en relación el ámbito exterior con tus expectativas.
La belleza no es una cuestión superficial, no es menos importante que la funcionalidad aunque en algunos casos sí sea necesario priorizar un elemento frente a otro.
2. Realismo
Las expectativas llegan a ser infinitas cuando se alimentan del deseo que imagina múltiples posibilidades en un lugar transformado desde el perfeccionismo. Un cambio en la decoración de la casa siempre se enmarca en el contexto práctico de cada situación. ¿Cuánto tiempo vas a dedicar a realizar este proceso? ¿Cuál es la meta concreta que añade sentido a este fin?
¿Cuál es el presupuesto que te gustaría invertir en este momento? ¿Qué recursos de la vivienda pueden transformarse al repensar el espacio desde una nueva mirada? Personalizar la decoración del lugar implica dialogar con ese espacio para encontrar las respuestas indicadas.
3. Observación
Observar un lugar es ir más allá de la primera impresión en el análisis de ese espacio que produce una percepción diferente cuando este lectura queda en el plano de la superficialidad, es decir, de lo aparente. La decoración va más allá de esa apariencia para visualizar de manera actual aquello que en el presente solo es una hipótesis potencial. Analiza el lugar con detenimiento, alimenta la observación de cada estancia para extraer nuevas preguntas y respuestas.
La belleza, descrita en el punto número uno de este post, conecta de manera directa con la observación ya que aquello que se percibe de este modo invita a su contemplación. Por ejemplo, un ramo de flores decorando el salón o el jardín visto desde el interior.
4. Autocuidado
La casa está muy vinculada con un tema tan existencial como la propia vida. Y repensar la decoración del lugar es un hecho que trasciende al ámbito de la rutina. Por ello, toma decisiones que refuercen tu cuidado y tu bienestar.
Repensar el dormitorio, por ejemplo, puede significar cuidar mejor el descanso. Reinterpretar la cocina o el salón es una oportunidad para dar más protagonismo a la vida familiar en esas zonas de convivencia común. Cualquier posible observación parte de la propia subjetividad, ya que la historia de cada casa es única.
5. Punto de vista externo
No siempre es necesario pero, a veces, ayuda contar con otro punto de vista que complemente la percepción propia o la búsqueda de otras opciones que vistan con estilo esa casa que gracias a esta reinterpretación puede rejuvenecer ante la mirada de quien añade creatividad a la ambientación de ese lugar. Repensar un espacio no solo implica atender a la razón, sino también al sentimiento como muestra el valor de la decoración emocional de aquella casa que habitas con tu propia esencia como protagonista.
6. Mira al largo plazo
Algunas de las decisiones que tomes en este momento tendrán un efecto más a corto plazo y otras metas más lejanas. Integrar un cambio significativo implica mirar más allá de lo inmediato para darle una mayor permanencia en el resultado final de la decoración.
¿Y cómo repensar, finalmente, la decoración del hogar? Desde el presente como tiempo que actualiza el pasado de la vivienda con esta atención de los detalles.