Una mudanza supone un nivel de estrés ante la necesidad de adaptación al cambio. La expectativa de la felicidad de la nueva casa aporta motivación frente a las dificultades del propio proceso de organización. Es en la meta donde puedes encontrar una buena razón para sobrellevar las dificultades existentes en el proceso. Cuando una persona realiza una mudanza aprende a partir de su experiencia aciertos y errores que no había valorado previamente. Esta acción es, principalmente, práctica. ¿Cuáles son los fallos frecuentes en una mudanza?
Falta de planificación
La prisa suele ser la respuesta en la organización de una mudanza cuando la persona se centra en un plazo de tiempo cuyo vencimiento ya está próximo. Esta urgencia hace que el proceso de cambio resulte todavía más incómodo por sí mismo y que el plan de acción resulte más pesado. Programa los pasos de esta mudanza estableciendo tiempos razonables en el calendario.
La planificación siempre debe partir de la atención a las circunstancias individuales puesto que no existe un guión universal que sea válido en todos los casos.
Varios cambios al mismo tiempo
Es cierto que existen circunstancias externas que no puedes controlar y que traen cambios a tu vida. Sin embargo, es muy recomendable no hacer coincidir varios cambios significativos en un mismo periodo de tiempo de mudanza ya que este hecho puede producir una sensación de caos.
¿Qué puedes hacer entonces con aquellos cambios que sí dependen de ti? Posponerlos para un momento posterior a esta mudanza, ya te ocuparás de esas cuestiones cuando ya estés instalado en tu nueva casa.
Una mudanza requiere de tanta atención y energía que es difícil mantener este foco de atención cuando una persona tiene que dividir su tiempo entre otras muchas cuestiones vinculadas con un proceso de cambio. Por tanto, echa un vistazo al calendario para elegir cuál es el mejor momento para concretar este plan de cambio de domicilio.
Llevarlo todo al nuevo hogar
Justo en este momento puedes aprovechar estas circunstancias para establecer un orden de prioridades y seleccionar aquello que realmente suma un valor práctico, estético y emocional a tu nueva vivienda.
Es probable que puedas prescindir de algunos detalles de decoración o de productos que solo han ocupado espacio durante los últimos años en tu vivienda y seguirán el nuevo rumbo en un destino distinto. Este un buen momento para simplificar y empezar a decorar la nueva vivienda buscando un sentido propio a cada producto. Este proceso de selección previo facilita la realización de la mudanza en sí misma.
Detrás de este proceso de simplificación también puede existir un acto de renovación emocional por medio de la ley del desapego hacia lo material. Un desapego que eleva el nivel de felicidad. La mudanza te ofrece una oportunidad para alcanzar este propósito.
Exceso de peso en las cajas
El deseo de clasificar y organizar los distintos productos en las cajas correspondientes puede llevarte al error de priorizar este aspecto sin fijarte en un hecho fundamental: el peso. Esas cajas se han de desplazar después al nuevo hogar. Y el proceso resultará muy incómodo si el peso de cada caja excede el límite razonable.
Tendrás que utilizar más cajas que, a su vez, ocuparán más espacio. Sin embargo, el cuidado personal de quienes gestionan la mudanza también es muy importante para incrementar el bienestar antes, durante y después del proceso. La dimensión de una caja no solo está vinculada con el volumen sino también con el peso. Existen elementos que ocupan poco espacio pero pesan mucho más que otros que tienen un mayor volumen. Por ello, ten en cuenta todas las características.