Detrás de la decisión de hacer una reforma determinada existe una motivación específica. Existen situaciones que pueden impulsar esta inversión. A continuación, puedes leer cinco ejemplos de circunstancias propicias para ello.
1. Reformar la vivienda antes que comprar otra casa
En ocasiones, se plantea el debate entre la posibilidad de comprar una nueva vivienda, hacer mudanza y cambiar de barrio, o renovar la actual vivienda. Con frecuencia, la elección de invertir en el actual inmueble pesa más en la balanza ante la posibilidad de seguir manteniendo el arraigo hacia ese lugar y el entorno en el que está ubicado. Permanecer en tu zona de confort habitual puede resultarte una idea muy apetecible.
Esta decisión también puede estar muy vinculada con el presupuesto que demanda cada opción para llevar a término este fin.
2. Adaptar el espacio al estilo de vida presente
En la vida de las personas se producen cambios significativos que marcan un punto de inflexión en la línea del tiempo. Por ejemplo, la formación de una familia numerosa, una ruptura matrimonial o el comienzo de un nuevo ciclo personal. En esos casos, una reforma también puede ser una solución que conecta con el propósito de adaptar la distribución del espacio, la decoración y el mobiliario a las necesidades actuales desde el punto de vista funcional.
Por ejemplo, puede darse la circunstancia de querer adaptar ese espacio para mejorar la accesibilidad de una persona con dificultades de movilidad con el fin de incrementar su nivel de autonomía en la rutina de la convivencia.
Cuando una persona compra una casa observa el espacio desde el punto de vista de ese momento, sin embargo, pueden darse cambios significativos en las circunstancias personales después de ese momento. Y surge la necesidad de reinterpretar ese espacio desde una nueva mirada. Por ello, una reforma es una solución práctica y necesaria en esta situación.
3. Eficiencia energética
La reforma vista desde este punto de vista puede buscar el modo de actualizar este espacio a los criterios de sostenibilidad a través de criterios efectivos para ello en los sistemas de calefacción, aislamiento y energía. Este es un beneficio social (por el impacto positivo que produce en el medio) e individual (porque mejora la calidad de vida y la satisfacción personal).
4. Seguridad
La huella del paso de los años imprime su propio impacto en los edificios cuyos materiales pueden verse debilitados de alguna manera. Por esta razón, para fortalecer la infraestructura de una vivienda es posible emprender un proceso de rehabilitación que aporte juventud a la casa. Este paso es una preparación efectiva para afianzar ese hogar para el futuro.
Por medio de una reforma integral, es posible incrementar la resiliencia de ese lugar frente a las vulnerabilidades sufridas en los últimos años. Esta actuación no solo tiene el poder de solucionar esos posibles fallos, sino que es una actitud proactiva para evitar que el edificio empeore su estado como consecuencia de la inacción y la indiferencia porque eso es lo que ocurre cuando se actúa de esa manera.
5. Inversión
Una casa reformada incrementa el valor de ese inmueble de forma significativa. Y esta decisión puede ser especialmente efectiva en caso de valorar la posibilidad de vender el inmueble o de ponerlo en alquiler ya que el valor objetivo de la propiedad tiene un mayor alcance a partir de este cambio en la esencia misma del edificio.
Por tanto, una reforma integral puede alcanzar un coste elevado, sin embargo, surgen circunstancias ante las que no es posible posponer más esta decisión de cambio en el hogar por alguna motivación como las descritas en este artículo que hemos publicado en Decorablog.