Cada día son más las casas que tienen paneles solares y que aprovechan la luz del sol para dotar de energía a su vivienda. Pero ¿y si la casa girara en dirección al sol para aprovechar mejor la luz y el calor? Pues existe, son casas giratorias y son el no va más en tecnología y ecología. Aunque a primera vista puedan parecer un platillo volante estas viviendas juntan diseño y sostenibilidad en uno.
Sin varios los que se atribuyen la autoría de esta original casa, pero fuera quien fuese el primero, lo cierto es que ya hay varios modelos de esta vivienda en todo el mundo. Veamos algunos. En la foto, por ejemplo, vemos la casa giratoria que hizo un diseñador australiano. Esta casa, con forma octogonal construida en acero y vidrio tiene la facultad de girar 360º movida por un motor, que al contrario de lo que se pueda pensar no es muy grande. El australiano Luke Everingham, su creador, es un ingeniero que diseñó este edificio para que siga los movimientos del sol y de esa manera capte la mayor luminosidad posible. Fabricarla costó un millón de dólares y se pueden programar varias velocidades de rotación a través de un sistema informático. Todo un lujo ¿no? Puedes verla mejor en www.everinghamrotatinghouse.com.au
Una solución más económica en lo que a casas giratorias se refiere son las casas que vende la sociedad F. Labbé, una empresa situada en una zona industrial de Niza. Según ellos, la primera casa giratoria fue construida hace 23 años por François Labbé, el fundador de la actual sociedad, muerto en 1993. Dos años más tarde, cuatro de sus asalariados, entre ellos Marie-Hélène Prieur, esposa de Xavier Prieur, compraron la empresa. Este último asegura que antes las mentalidades no estaban preparadas para una casa así pero que ahora la gente ha cambiado y se adaptan a las novedades. Esta empresa ofrece unas casas giratorias de 12 metros de diámetro construidas también en vidrio y acero y cuyo precio ronda los 2.300 euros el metro cuadrado, casi como una casa «normal».
Otra referencia a casas giratorias la encontramos en la ciudad de Córdoba en Argentina. Allí estuvo la casa de Abdón Sahade, un inmigrante sirio que llegó a Argentina siendo muy pobre e ideó unas casa que diera vueltas. Estaba construida sobre una colina desde donde había unas vistas estupendas. Luego se llenó de edificios y las casa fue trasladada al museo de Industria de la ciudad donde se ha convertido en todo un símbolo. Abdón Sahade quería «ver el sol siempre». Un deseo que parece fácil de cumplir viendo estas casas…