Situada a orillas del Rin, antes de la Segunda Guerra Mundial, esta impresionante vivienda era en realidad una fábrica textil. Un espacio que ha sufrido una increíble transformación hasta convertirse en un loft de diseño. Un ejemplo de interiorismo que queremos compartir hoy contigo.
Sobriedad, elegancia, eclecticismo y mucha luminosidad son las claves de esta vivienda. La estética fabril se reinventa gracias a la rehabilitación de antiguas fábricas y locales.
Una fábrica textil de 1930
Construida en 1930, esta fábrica textil se encuentra situada a orillas del Rin, a unos 30 kilómetros de Colonia. En sus orígenes, la fábrica era una de las más grandes y prometedoras del sector en Alemania. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial causó estragos en ella y entró en declive.
Con el paso de los años, la empresa dejó de producir y los edificios que formaban parte de la fábrica comenzaron a cerrar. Fue en 1980 cuando el complejo fabril cerró totalmente.
Sin embargo, el azar quiso que un empresario descubriera casi por casualidad esta fábrica y se enamorara de ella. Y este fue el comienzo de su rehabilitación. Se trataba de Tilman Paas, quien adquirió el complejo de 30.000 metros cuadrados en 1997. Por aquel entonces, como te puedes imaginar, el lugar se encontraba totalmente abandonado. Una fuerte inversión que ha dado sus frutos.
Las obras comenzaron en 1998 y el resultado no ha podido ser mejor. El edificio alberga oficinas, salas de reuniones, un espacio privado y un loft de 300 metros cuadrados que el propietario reservó para él, como vivienda.
Espacios abiertos
Pero hablemos más sobre el loft y su extraordinaria decoración. A esta casa se accede por una puerta de hierro pulido. A continuación, una escalera nos lleva al comedor y después al salón, que es un espacio abierto que comunica a su vez con la cocina.
Gracias a los amplios ventanales que rozan casi el techo, a unos seis metros de altura, el loft recibe abundante luz natural que baña de belleza la decoración. Sorprende también una chimenea de hierro que está situada entre dos ventanas.
Por lo que a interiorismo se refiere, el loft luce detalles propios de la arquitectura de la fábrica, tales como vigas y otras estructuras que forman parte importante del interiorismo y tienen un gran poder decorativo.
En contraste con estos sobrios elementos, encontramos piezas de diseño como sofás y sillones de cuero. Tampoco hay que perder de vista la increíble belleza de algunos muebles antiguos elaborados en madera noble, que aportan calidez y elegancia al interior. Sorprende también la presencia de diseños orgánicos que ponen el toque natural a la sobria belleza industrial.
Pinceladas artísticas
El toque de color viene a cargo de las obras de artistas como Warhol, Calder, Picasso, Balkenhol y Mel Ramos, entre otros. Pinceladas culturales que además de alegrar, personalizan el loft y hacen que la vivienda cobre vida. En otras palabras, estos pequeños detalles artísticos hacen que el loft resulte un verdadero hogar, en el que apetece estar.
Destaca también la mezcla de materiales que permiten añadir texturas: cuero, metal, cristal, hierro, madera de roble, tapizados naturales, etc. Esta mezcla da lugar a una decoración ecléctica en la que es posible encontrar un diseño de estilo fabril cerca de una elegante butaca del siglo XVII.
Un ejemplo de rehabilitación y de transformación: de fábrica textil en ruinas a loft de diseño. El industrial más cool y vanguardista que fusiona estilos y se atreve con todo: piezas icono de la decoración, materiales nobles, muebles antiguos, obras de arte y otros muchos caprichos que elevan el estilo de estos interiores.
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