Existen dos conceptos que se perciben de forma visual en una bella composición. La armonía y el equilibrio, elementos que se retroalimentan mutuamente, dejan una huella positiva en el contexto. Por ello, un proceso de decoración puede reflejar de forma intencional el significado de los términos mencionados. ¿Cómo realzar su presencia en un lugar? En Decorablog compartimos algunos ejemplos.
1. Ilumina el hogar desde dentro
La búsqueda de la luz natural es indispensable para conseguir un óptimo aprovechamiento de la claridad que entra a través de las ventanas durante el día. Pero los colores utilizados en la decoración del lugar, producen un resultado que puede empequeñecer o ampliar visualmente un escenario. Los colores claros iluminan un inmueble desde el interior.
2. Planifica la decoración
En todo proceso de decoración existe una necesaria dosis de experimentación. Desde esta perspectiva, surge la posibilidad de realizar cambios y modificaciones que mejoran el resultado final de una propuesta. Sin embargo, el equilibrio y la armonía son dos ingredientes que no se consiguen de forma casual, a partir del fruto del azar.
Existe un estudio de las características del lugar que permite mostrar su mejor versión a través de decisiones tomadas de forma consciente. Es decir, los recursos, herramientas y elementos utilizados en el proceso decorativo han sido cuidadosamente seleccionados. Tienen un significado y una finalidad.
3. Busca la estética en los medios de almacenaje en el hogar
Los muebles y elementos que tienen una función básica para mejorar el almacenaje en casa son esenciales para guardar cada objeto en su sitio. Los medios seleccionados no solo pueden destacar por su practicidad, sino también por su estética. Los muebles abiertos, por ejemplo, muestran una forma de organización que realza la visibilidad de algunas propuestas.
Por otra parte, algunos muebles cumplen con una doble función y, por ello, presentan usos diferentes. Así ocurre con aquellos muebles que incorporan un espacio de almacenaje en su base, a pesar de tener otra finalidad principal. Por último, algunos complementos que realzan el orden visual en la estancia son bonitos y decorativos en sí mismos. Las cestas de mimbre y las cajas con un formato cuidado son algunos ejemplos a tener en cuenta.
4. Elimina aquello que produce ruido visual
La belleza de un artículo puede adquirir una perspectiva diferente en función del contexto. De este modo, existen composiciones que están condicionadas por un ruido visual que resulta molesto. Una de las mejoras que puedes llevar a cabo en un espacio es quitar todo aquello que sobra. Y tal vez tengas que prescindir de algún elemento que te gusta, pero que no encaja en el conjunto.
5. Sentido de la proporción
Cuando un espacio refleja armonía y equilibrio muestra un sentido de la proporción. Todos los elementos tienen una conexión, es decir, existe un hilo conductor que estructura la composición final. El tamaño de un mueble, por ejemplo, se enmarca en las medidas de la habitación en donde se sitúa. Una proporción que adquiere un protagonismo especial en la decoración de las paredes.
6. Espacios perfectamente diferenciados
Las propias paredes del inmueble establecen una separación entre estancias cuyos límites quedan perfectamente definidos. Pero también es habitual que distintas zonas formen parte de una misma habitación. En ese caso, es importante que cada rincón tenga su propia entidad y no se confunda con el entorno. Existen algunos recursos de decoración que propician la organización del lugar. Una alfombra es un artículo que, además de proteger y decorar el suelo, sirve para enmarcar un ambiente.
El equilibrio y la armonía son dos ingredientes que están directamente vinculados con el sentido de la belleza. Por ello, conviene realzar la estética en la decoración, además de la practicidad.