La decoración navideña es un proyecto que puede llevarse a cabo en familia. De este modo, los seres queridos encuentran un objetivo común que añade un nuevo sentido a las fiestas. En Decorablog compartimos seis consejos para emprender el proceso.
1. Enmarcar la decoración en zonas concretas
¿En qué lugares de la casa va a poner el acento la decoración navideña? Conviene enmarcar el proyecto en una habitación que propicie la convivencia y el encuentro en común. Por ello, el salón es un acierto seguro. De este modo, no solo pueden descubrir los detalles decorativos quienes viven en el entorno, sino también otros seres queridos que se acerquen al hogar en algún momento.
2. Delimitar funciones y tareas
Decorar la casa en Navidad es un proyecto que se desarrolla en equipo. Y un equipo perfectamente organizado es aquel en el que existe una asignación de tareas de las que cada uno puede hacerse responsable. Conviene tener en cuenta los gustos y preferencias de cada protagonista para que disfrute todavía más del proceso al ocuparse de una tarea que le encanta.
3. Reforzar la comunicación en torno a la decoración
Como hemos comentado, el objetivo de decorar la casa en familia también añade un sentido a las fiestas. Porque la decoración está muy vinculada con el plano emocional. Por ello, la comunicación propicia el encuentro, la creatividad y el intercambio de ideas. El tema seleccionado puede enlazar con otros muchos aspectos posibles, por ejemplo, recuerdos del pasado, anécdotas familiares y objetivos de nuevo año.
4. Realzar la decoración de la mesa
Anteriormente hemos indicado que conviene enmarcar la decoración en torno a zonas concretas. Y la mesa es un ejemplo de ello. Sinónimo de reunión, encuentro y diálogo. Este puede ser el momento ideal para disfrutar de una vajilla heredada, elaborar centros de mesa o crear una celebración temática que gire en torno al espíritu navideño.
Unificar la estética con la practicidad es uno de los criterios que conviene mantener como norma general en la decoración. Un criterio que también puede aplicarse a la preparación de la mesa. Por ejemplo, si el centro del mueble está lleno de elementos decorativos, la composición realizada quita el espacio necesario para poner lo verdaderamente esencial durante la comida o la cena.
5. Conectar con el niño interior
La Navidad es el tiempo por excelencia de los niños. De hecho, los recuerdos que se enmarcan en las vacaciones de la infancia se reviven de un modo especial. ¿Desde qué punto de vista conviene afrontar la decoración del hogar durante las fiestas?
Desde aquel que pone en contacto al adulto con su niño interior. De este modo, aumenta la ilusión, la iniciativa, la motivación y la creatividad. Es decir, surge la oportunidad de redescubrir la Navidad con la mirada de la primera vez.
6. Convertir el proyecto de decoración en una tradición familiar
El proceso de decoración en sí mismo va más allá del plano ornamental. Los cambios realizados en el hogar se perciben en el paisaje de la vivienda. Pero el tiempo compartido en común produce una huella interior que trasciende más allá del momento. Por ello, todo lo que acompaña al proceso creativo en sí mismo puede rodearse del valor de las tradiciones. Por ejemplo, algunas familias reviven cada año, siempre en la misma fecha, el encendido del árbol de Navidad en el salón.
No solo se trata de crear la ambientación ideal en la decoración, sino también en el ámbito emocional. Cuando existe una armonía entre ambos ingredientes se crea una clima propicio para disfrutar del resultado final de la decoración (y de cada una de las etapas del camino).