En el mundo de la decoración, como en casi todo en esta vida, se nos plantean una serie de dilemas que tenemos que resolver. Algunos son de fácil resolución, pero otros nos generan muchas dudas y nos llevan a consultar con familiares y amigos para tenerlo más claro.
A continuación te hablaré de 5 dilemas muy comunes que has tenido que resolver o tendrás que resolver basándote en tus gustos y necesidades.
¿Cortinas o estores?
Seguro que alguna vez te lo has tenido que plantear. Los estores son muy prácticos y están ganando adeptos, algo que se puede comprobar en las principales tiendas de decoración, donde cada vez tienen más presencia. Sin embargo, no podemos negar que las cortinas son capaces de transmitir una elegancia que no suele estar presente en los estores. ¿Son más tradicionales? Sí, aunque hoy en día hay diseños para todos los gustos que pueden encajar con propuestas modernas, como por ejemplo las que nos plantea el estilo nórdico.
Los estores tienen a su favor el hecho de que nos permiten regular la luz natural que entra y la intimidad que queremos, algo que no es tan fácil con las cortinas a menos que empleemos una doble cortina, en cuyo caso hay que elegir una cortina de base con un tejido muy vaporoso.
Otra ventaja de los estores es que no necesariamente deben llegar hasta el suelo. De hecho, casi siempre finalizan su recorrido pocos centímetros más abajo de la parte inferior de la ventana, así que podemos aprovechar el espacio que va desde el estor hasta el suelo sin complicaciones.
¿Ducha o bañera?
Muchas empresas se ganan la vida cambiando bañeras por platos de ducha. Es la decisión que suelen tomar muchas personas mayores o con menor movilidad que buscan una mejor accesibilidad. Además, la ducha se adapta a cualquier distribución, ocupa menos espacio y nos ayuda a ahorrar agua. ¿Qué es lo malo? Que no podemos disfrutar de un baño relajante y el diseño no es tan bonito como el de una bañera. Además, las bañeras suelen ser la mejor elección cuando hay niños en casa.
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¿Pintura o papel pintado?
La pintura es la opción más extendida y la que implica menor esfuerzo. Normalmente cuesta menos pintar que aplicar papel pintado, y lo mejor de todo es que puedes cambiar de color fácilmente sin gastar mucho dinero. Además, en habitaciones con mucha humedad, como por ejemplo el baño, es recomendable no optar por papel pintado, a pesar de que hoy en día existen modelos pensados para resistir los achaques de la humedad.
La pintura nos permite ser creativos porque podemos apostar por técnicas como el half painted o el degradado (también conocida como ombré, degradé o tie dye).
A favor del papel pintado hay que decir que nos permite acceder a diseños únicos que son especialmente apropiados cuando se trata de decorar una habitación infantil, donde puede que no queramos encasillarnos en uno o dos colores.
¿Luz cálida o luz fría?
Que la luz sea considerada como cálida o fría depende de la temperatura de color de la luz. La diferencia se percibe rápidamente por la vista, ya que la cálida es de un tono ámbar muy acogedor y la fría es más bien azul.
La luz cálida ronda los 2.800K y es fantástica para crear una atmósfera pensada para el relax, por lo que se recomienda en el dormitorio. La luz fría, por su parte, ronda los 6.500K y es ideal para concentrarse y ver con claridad, así que es muy apropiada para la cocina o para una zona de estudio. Un punto intermedio es la luz neutra, que ronda los 4.500K y es la que solemos utilizar con más frecuencia por no alterar la percepción de los colores.
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¿Espacios abiertos o cerrados?
Este dilema es más importante de lo que parece. En hogares en los que la luz natural escasea es recomendable decantarse por espacios lo más diáfanos posible. En ese sentido, los lofts son un gran ejemplo de lo que es multiplicar las posibilidades de luminosidad, aunque es evidente que no todo el mundo quiere que la cocina, el salón y el dormitorio sean visibles desde cualquier punto.
Lo más normal es fusionar el comedor y el salón o la cocina y el comedor. También es habitual que la cocina tenga continuidad en la terraza, algo que se disfruta especialmente en primavera y en verano. El objetivo siempre debe ser ganar luz natural, pese a que también se valora la intimidad y no siempre estamos dispuestos a eliminar barreras tan a la ligera.
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