El proceso de reformar la casa puede entorpecer durante un tiempo el ritmo del día a día en la familia. El estrés es una de las sensaciones que una persona puede llegar a sentir ante un proyecto de estas características, frente a la ilusión inicial. ¿Cuáles son las posibles causas de estrés en una reforma?
Visión idealista de la reforma
La persona visualiza en su mente la meta que motiva ese proyecto. La imagen de una o varias estancias perfectamente renovadas en la que el antes y el después parece inmediato. Poner la dirección en el objetivo es positivo para alimentar la motivación frente a la incomodidad que forma parte de ciertos momentos del proceso, sin embargo, el realismo del plan de acción también integra un proceso necesario.
Imprevistos
Una reforma es llevada a cabo por un equipo profesional y experto en encontrar las mejores respuestas ante cada situación. El ritmo previsto a nivel inicial puede tener algún punto de bloqueo con el surgimiento de un posible imprevisto que estaba presente de antemano.
Imprevistos que también pueden causar preocupación a quien tiene tanto deseo de que termine este proceso para disfrutar de la nueva imagen de su hogar. El nivel de incomodidad que puede producir un imprevisto es proporcional a las consecuencias que produce en el mapa de acción.
Cambios externos
El proceso de cambio es observable en la experiencia de una reforma que, a su vez, también puede venir acompañada por la necesidad de implementar nuevos cambios mientras dure este tiempo de actualización del hogar. Esta suma de factores, añadida a las responsabilidades a las que la persona hace frente, puede producir un efecto en el estado de ánimo.
En ocasiones, puede ocurrir que la persona inicie este proceso de reforma sin analizar si este es el mejor momento a nivel personal para comenzar con este cambio.
Impaciencia ante el final de la obra
El tiempo parece tener una percepción diferente para el protagonista dependiendo del momento de la reforma. Mientras que la fase inicial está acompañada por la motivación de la ilusión, la recta final muestra la impaciencia de la espera. La impaciencia no ayuda en un momento en el que la persona tiene que intentar diferenciar entre aquello que puede controlar y aquello que no depende de su voluntad. Cuando contrata a un equipo para hacerse cargo de una reforma, delega en este equipo competente y especializado para desarrollar esta misión.
La impaciencia frecuente incrementa la incomodidad durante una reforma porque la realidad no avanza al ritmo de las expectativas. Las dificultades de comunicación con el equipo de la reforma también pueden entorpecer este momento.
Dudas durante la reforma
Son muchas las decisiones que una persona toma durante el proceso de una reforma. La duda en torno a si determinada elección fue la más adecuada o la conclusión de un posible error puede formar parte del diálogo interior de quien se encuentra en un momento de cambio en el que muchas decisiones son importantes por su efecto a largo plazo. Dudas que cuando forman parte de un proyecto de reforma vivido en pareja pueden multiplicarse cuando los protagonistas tienen dificultades para llegar a acuerdos cuando tienen una visión diferente respecto a posibles ideas.
El ser humano puede experimentar estrés a partir de diferentes causas. La vivencia de una reforma es una de esas experiencias que tiene una especial complejidad porque supone romper con la zona de confort de este espacio de referencia. Ante esta posible sensación de incomodidad conviene recordar como un mantra que esta es una situación temporal con principio y final para contextualizar el alcance de este momento.