¿Tu casa es un desastre? ¡Estás a tiempo de solucionarlo! Los errores y los aciertos forman parte de nuestra vida, y por suerte las revistas de decoración estamos a tu disposición para resolver todo aquello que no acaba de convencerte.
Para que evites más de un desastre en tu hogar, te recomiendo prestar atención a lo que te cuento a continuación. Seguro que dejará de darte vergüenza abrir la puerta de entrada de par en par cuando los vecinos vengan a por sal.
Comprar demasiado barato
Las primeras veces sueles irte de las tiendas con una sonrisa de oreja a oreja pensando que has hecho la mejor compra del mundo. Sin embargo, en ocasiones lo barato sale caro. Es un tópico tan real como la vida misma, ya que las cosas normalmente cuestan lo que cuestan por algo. No te la juegues, sobre todo cuando se trata de comprar productos que deberían durar muchos años, como es el caso de los muebles.
Al respecto te recomiendo leer este artículo que publicamos: ¿Muebles caros y duraderos o baratos y pasajeros? En el mismo no solo se cuestiona la calidad, sino también la posibilidad de ir cambiando con mayor frecuencia.
No tomar medidas
Es un error de primerizo que no puedes tener cuando ya te has mudado más de una vez. Lo de irse a comprar los muebles sin tomar medidas es un despropósito, porque pierdes el tiempo mirando y luego tienes que gestionar una devolución que no suele ser gratuita. Coge el metro y ves anotando las dimensiones de las paredes para hacerte una idea de qué muebles podrás comprar. Recuerda que hoy en día hay aplicaciones para diseñar espacios interiores.
Abusar de la decoración
No te diré que hay que ser el mayor fan de la decoración minimalista. Solo hay que controlarse a la hora de decorar, sin pasarse con los complementos para no crear ambientes agobiantes. Los detalles por sí solos no molestan porque son poca cosa, pero cuando empiezas a juntar detalles la cosa se desmadra y a nivel estético es un desastre.
Obsesionarse con un color llamativo
Está bien ser atrevido y salir de la monotonía de la paleta de colores neutros, pero hay que ser algo precavido para no caer en el error de dar mucho protagonismo a un color llamativo. En las estaciones de otoño e invierno no es nada recomendable, mientras que en primavera y en verano hay que hacerlo con cuidado, sabiendo que los colores llamativos cansan antes que los que son más apagados. Está bien dar pinceladas de color a partir de los complementos, que no es lo mismo que pintar las paredes de amarillo y comprar un sofá amarillo, alfombras amarillas, cojines amarillos…
Mezclar tendencias decorativas al tuntún
Quien está puesto en las redes sociales conoce las tendencias del momento. Eso es una ventaja, no cabe duda, pero hay que saber gestionar esas novedades para que no se vuelven en tu contra. No puedes pretender mezclar piñas, cactus, flamencos, pingüinos, colores pastel, acabados en bronce y todo lo que has visto que es tendencia en Instagram. Contrólate y apuesta por pocas tendencias bien avenidas.
No respetar las proporciones
Que tengas entre ceja y ceja ese jarrón de 50 centímetros de altura que tanto te gustó no significa que esté hecho para tu casa. Si tenías pensado colocarlo sobre una mesa auxiliar de 50 por 50 centímetros, es evidente que dará el cante y no quedará nada bien. Piensa en las proporciones y toma decisiones de compra en función del espacio disponible y el tamaño de los muebles que tienes o vas a adquirir.
Pecar de aburrimiento
De la misma forma que no hay que pasarse de cansino con los colores llamativos, tampoco hay que ser aburrido hasta morir con la elección de las tonalidades que van a dar vida a tu casa. Es verdad que en otoño e invierno se recomiendan colores neutros, pero no menos cierto es que para llenar de alegría tu hogar tendrás que abrirte a una paleta más extensa. Con pinceladas de color es suficiente, tampoco hay que volverse majara.
Pasar de las distancias mínimas
Es de ser un poco cabezón eso de querer un salón pequeño en el que haya un sofá con chaise longue, una mesa de centro muy ancha y un mueble para el televisor que sobresalga más de lo recomendable. Puede que en ese caso tengas problemas para moverte, lo cual no es nada agradable porque no es práctico y vas con el miedo de tirar cosas. Respeta las distancias mínimas, como por ejemplo los 50 centímetros que hay que dejar entre la mesa de centro y el sofá, o los 120 centímetros que debe haber alrededor de una silla de comedor para no verse obligado a realizar ejercicios de contorsionismo.
No invertir en un buen sofá
Puedes ahorrar en muchas cosas, pero en el sofá es importante que inviertas una buena cantidad de dinero. Piensa que es donde pasarás más tiempo; donde comerás, verás la televisión, conversarás con tus familiares, leerás… Además, desde un punto de vista estético no es menos trascendente, ya que es el gran protagonista de cualquier salón por cuestiones obvias. Cómprate un buen sofá para toda la vida.
Colocar el televisor demasiado cerca
Hay una serie de recomendaciones sobre las distancias que deben respetarse a la hora de colocar un televisor frente al sofá. En Panasonic hablan de 4,5 centímetros por pulgada, lo que equivale a dejar 1,80 metros de distancia si la tele es de 40 pulgadas, 2,16 metros si es de 48 pulgadas o 2,61 metros si es de 58 pulgadas. Es por ello que el tamaño del televisor puede venir determinado por el espacio de distancia máximo que puedas fijar.
Cargarse la luz natural
La luz natural te da mucha vida. Cambia por completo la visión que tenemos de un piso, motivo por el cual los pisos luminosos se venden con más facilidad y a precios más elevados que los que reciben poca luz natural a lo largo del día. Despeja las ventanas y apuesta por cortinas de tejidos muy ligeros y que dejen pasar los rayos de luz. Decántate por el blanco por ser el que ofrece más luminosidad.
Abusar de los cojines
Seguro que has visto fotografíasen las que no puede haber más cojines. ¿Eso es bueno? Depende, ya que es una cuestión de gustos. En mi opinión acaba siendo un desastre decorativo cuando los cojines se amontonan sin sentido. Da igual que compartan la misma tonalidad y un diseño similar. Los excesos nunca son buenos, así que hay que decorar con cojines con moderación.
Apostar por muchos productos de moda
Que algo esté de moda hoy no significa que lo vaya a estar mañana. No hay que caer en el error de comprar muchos productos de moda con la esperanza de tener el piso decorado durante mucho tiempo, ya que en poco más de un año esa tendencia se puede evaporar. ¿Qué significa eso? Que solo te animo a decorar con muchos cactus, piñas o flamencos si de verdad te gustan. No los compres en modo fashion victim, ya que al final la víctima será tu vivienda.
Comprarlo todo a juego
Es curioso porque llegamos a pensar que comprarlo todo a juego es un acierto. Nos quedamos con la tranquilidad de que nada va desentonar, pero caemos en el error de decorar estancias sin personalidad. Empieza por lo básico y ves añadiendo complementos que no tienen por qué ser casi idénticos entre sí. En la variedad está el gusto siempre y cuando se muevan en un mismo estilo decorativo.
Tener el comedor y el salón lleno de juguetes
Quienes tienen hijos corren el riesgo de tener el comedor y el salón desordenados por culpa de los juguetes. Los más pequeños deberían jugar siempre en su habitación, que es donde se supone que se ha habilitado un espacio para ello. Sin embargo, todos sabemos que eso no siempre es posible porque quieren estar con nosotros. En ese caso tendrás que dejar claro que los juguetes hay que recogerlos cada día, para lo cual es fundamental contar con soluciones de almacenamiento: cestas, cajas, baúles, bancos, estanterías y otros muebles para guardar juguetes.
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