En interiorismo, la iluminación se convierte en un elemento tan importante como pueden ser los muebles, los textiles y el resto de complementos decorativos.
Porque no se trata solamente de decorar las habitaciones con lámparas, sino también de potenciar cada rincón de la casa e iluminar teniendo en cuenta las necesidades y el uso de cada espacio. Si necesitas ayuda para iluminar el salón, toma nota de las claves que hemos seleccionado para ti en este artículo.
Distribuir la luz
Los expertos nos recomiendan distribuir correctamente la luz. Por lo que se aconseja utilizar 3 tipos de luces: una general, una puntual y otra puramente decorativa. Esta norma se puede aplicar en el salón muy fácilmente.
Por un lado tenemos la tradicional lámpara de techo que, situada en el centro de la habitación, proporciona una iluminación general. Y por otro lado tenemos las luces secundarias que sirven de apoyo para iluminar todas aquellas zonas ligeramente oscuras. Por último, podemos recurrir a las luces decorativas y expositivas como es el caso de los apliques que nos ayudan a destacar cuadros, marcos fotográficos y otros detalles decorativos.
La intensidad de la luz
Ahora bien, además de estos consejos básicos, debemos considerar otros aspectos importantes a la hora de iluminar el salón. Uno de ellos es la intensidad de la luz.
En el salón se trata de conseguir una atmósfera íntima y acogedora, que estimule el descanso y el relax. En el salón recibimos a las visitas, disfrutamos de una agradable charla familiar, de una buena sesión de cine… Es decir, realizamos actividades relajantes, por lo que la luz debe adaptarse a este tipo de necesidades.
En la práctica, esto quiere decir que debemos escoger la bombilla más adecuada. En este sentido, debemos tener en cuenta la temperatura de color o K (grados Kelvin), que hace referencia al ambiente cálido o frío de una fuente de luz. Si queremos una luz cálida, lo ideal sería escoger una lámpara de 2.000 a 4.000 k.
Este tipo de luces son cálidas, por lo que el cerebro asocia esta intensidad lumínica con el anochecer. Esto estimula y favorece el descanso. Sin embargo, las luces blancas de 5.500 a 10.000 k se recomiendan en zonas de estudio y de trabajo. Si escogemos este tipo de iluminación en el salón, su intensidad dificultará nuestro descanso y bienestar.
El tipo de lámpara
En cuanto al modelo de la lámpara, los expertos también nos recomiendan escoger lámparas flexibles que podamos regular y adaptar a nuestras necesidades. En este sentido, las lámparas de pie son una solución perfecta para conseguir una iluminación secundaria o bien una lámpara de sobremesa sobre una mesita auxiliar.
¿Y dónde se recomienda colocar estas lámparas? Los expertos nos recomiendan ubicar estos puntos de luz detrás del sofá, para evitar la fatiga visual mientras vemos la televisión o disfrutamos de una agradable charla en familia.
Por último, podemos utilizar los apliques para destacar algún detalle decorativo de la estancia. Mientras que con los focos empotrados en el techo y distribuidos por toda la habitación, conseguimos ganar profundidad en el ambiente.
A nivel estético
Otros detalles que tampoco debemos olvidar hacen referencia al criterio estético. Es decir, ¿qué tipo de lámpara deberíamos escoger? El color, el tamaño y el diseño se tienen que adaptar al estilo de nuestro salón.
Se trata de lograr cierta armonía y equilibrio estético, por lo que conviene escoger lámparas acordes al estilo de nuestro salón, tanto si es industrial como romántico, clásico, moderno, rústico, oriental… Aunque también podemos probar con mezclas atrevidas si queremos conseguir una decoración ecléctica.
¿Nos hemos olvidado de algún detalle importante para iluminar el salón? No olvides compartir con nosotros tus consejos y experiencias.
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