Las maderas tienen diferentes colores según la especie, desde unas tonalidades claras a otras más oscuras y exóticas. Sin embargo, el efecto de la luz del sol sobre la madera provoca un cambio en el color que puede dañar el material.
Las maderas de interior no necesitan tantos cuidados como las maderas de exterior, pero aun y así necesitan protectores y lasures que mantengan el tono original. Aplicando el tratamiento adecuado para cada caso podemos evitar la degradación por el efecto de la luz solar, humedades, hongos, insectos o carcoma.
Los productos de los que estamos hablando se consiguen en cualquier tienda especializada en maderas y en lugar de crear una capa sobre la madera, penetran en ella y la protegen desde el interior, consiguiendo un resultado similar al de los tintes.