El salón es un centro de la vida en el hogar. Un espacio de convivencia común que, por tanto, pone en valor el significado del nosotros. El encuentro se produce en torno a la zona de estar. Por ello, decorar en familia una de las habitaciones más importantes de la vivienda, es un propósito que une a quienes colaboran en equipo para lograr la meta común. En Decorablog te damos seis consejos para crear un salón acogedor.
1. Metas decorativas: dar dirección al proyecto
Cuando un proyecto se comparte en equipo, los puntos de vista en torno al mismo pueden ser muy diferentes. Todo proceso requiere de una meta que dé una unidad al plan de acción. Por ello, aunque las expectativas familiares pueden ser interminables, conviene acotar el marco de actuación en torno a objetivos concretos y realistas. Objetivos que están alineados con las necesidades compartidas.
2. Creación de un salón multifuncional y cómodo
Un salón situado en una casa en la que vive una familia formada por distintas generaciones, es el reflejo de un espacio multifuncional. Por ello, conviene identificar claramente cuáles son los espacios que deben quedar perfectamente integrados en el contexto.
Por ejemplo, un comedor, un rincón para el teletrabajo, una zona de juegos, un escritorio con un ordenador para uso compartido… ¿Qué otros ingredientes van a formar parte de la habitación, además de la zona de estar?
3. Lluvia de ideas para valorar nuevas alternativas
Una lluvia de ideas es un ejercicio práctico que puede integrarse en proyectos de equipo. Dentro del plan de decoración, conviene elaborar una lista con las aportaciones de todos los miembros de la familia.
Algunas de estas sugerencias serán inviables en la práctica, porque exceden el presupuesto o no se adaptan al espacio disponible. Pero el fin principal de esta fase creativa es visualizar el potencial que presenta la vivienda.
4. Elección de un sofá cómodo
El sofá es uno de los muebles más importantes en cualquier salón, pero todavía es más significativo en una estancia en la que se reúnen varias personas. En ese caso, no solo es posible buscar el confort de todos, sino también, valorar otros aspectos emocionales. Crear un lugar de conversación en torno a la zona de estar es un objetivo habitual.
Para ello, es posible situar dos sofás enfrentados, ya que esta posición propicia el contacto visual en el diálogo interpersonal. En ocasiones, el sofá se pone en relación con la televisión, pero conviene no perder de vista lo verdaderamente importante: la comunicación. La zona de estar debe contar con el número de plazas necesario para facilitar el encuentro.
5. Adornos personales con valor emocional
Un salón familiar también concede una gran importancia al valor de los recuerdos. Por ejemplo, es el escenario ideal para realzar la visibilidad de fotos enmarcadas que muestran instantes del pasado.
¿Qué es aquello que hace que un salón sea verdaderamente acogedor? Esa agradable sensación de estar en casa. Rodeado de detalles que están tan vinculados con uno mismo. Muchos de estos recuerdos serán compartidos por quienes forman parte de ese hogar. Un reflejo de la historia familiar. Por ello, para no saturar el entorno, es recomendable priorizar los elementos más bonitos.
6. Asignar funciones dentro del plan de decoración
En el proceso de decoración intervienen distintas personas. Por ello, es positivo aprender a delegar. Delegar produce numerosos beneficios porque evita que una única persona asuma el peso de esta responsabilidad. Las tareas asignadas pueden estar en relación con la edad y las preferencias personales. Cada uno puede participar de algún modo en un proyecto en común que se va a disfrutar a largo plazo.